Hace poco estuve viendo un documental sobre los vendehumos. Sobre la gente con “poderes”. Ojo, que sé que hay gente con sensibilidad, pero estos sólo tenían “poderes”. Poderes no. “Poderes”. Doblaban cucharas, movían objetos, cosas así. Y cuando se descubrió el pastel, todos aprendimos una lección genial de ventas. Igual no te suena el nombre de Uri Geller, igual sí. A mí me sonaba porque me parecía un nombre acojonante. Si pudiera llamarme Uri Geller, ten claro que no me iba a llamar Pablo Barceló. El caso es que este Uri Geller iba por los platós de américa en los 90 doblando cucharas. El tipo se concentraba mucho, llamaba al más allá, y te doblaba al principio la del café y luego la del cocido. Oh my God, wonderful. Hombres y mujeres aplaudían emocionados. Ellos con camisas de manga corta metidas dentro del pantalón de pinza. Ellas, con el pelo lleno de laca y las camisas anchas de colores. Todos presenciaban la magia. El futuro era eso. Luego llegó un mago viejo y dijo que el futuro no era eso. El Gran Randy dijo que eso sólo era física, y además para tontos. Lo que pasa es que Uri Geller jugaba con la percepción. Y que la ilusión que la gente tenía por verle doblar una cuchara estaba ayudando a un estafador a nadar en dinero. Pero nada de poderes. Sólo “poderes”. ¿Qué pasó? Pues que el Gran Randy le dijo a un presentador: ¿Quieres que los “poderes” desaparezcan? Haz esto y esto. Luego invitas a Uri Geller a ver si dobla la cuchara. Uri Geller llegó, y lo único que dobló fue la audiencia. Ni rastro de la cuchara. “Hoy estoy desconectado” América lloraba, esa noche se quedaba sin milagro. Se quedaba sin nada en lo que creer. Hicieron lo más humano (y por tanto más irracional) que un rebaño de borregos puede hacer cuando les joden el día de Reyes: Despreciaron al Gran Randy. Despreciaron al que les había traído la verdad. Porque no les importaba la verdad, nunca les importó. Lo que les importaba era creer. Cuando el Gran Randy llegó al escenario y empezó a explicar cómo los “poderes” eran homeopatía, el presentador hizo 2 cosas. Por este orden: 1. Lo mandó a la mierda. 2. Se fue a los anuncios. ¿Cayó Uri Geller? Por supuesto que no. Aún sigue diciendo gilipolleces por Twitter 30 años después, y tiene una legión de seguidores a los que la ilusión le importa mucho más que la verdad. Porque la verdad puede ser importante para nosotros, pero creer que algo puede ser mejor de lo que es, lo es mucho más. Uno puede vivir una mentira, pero no puede vivir sin una ilusión. Mucho más, aquí PD: Ahora, trata de dibujar esa ilusión y de cumplir con lo prometido, y bueno, igual no nadas en dólares como Uri, pero tendrás algo de lo que sentirte orgulloso y que te agradecerán. Dormir 8 horas del tirón no está tan mal. |
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