La hospitalidad es importante para unas cosas, pero cuidado cómo se utiliza porque puede ser mortal. La amabilidad también, más de lo mismo. Del dúo cómodo/incómodo, todos creemos saber cuál queremos para nuestro cliente, para nuestra familia, amigos… Pero eso no es tan sencillo. La comodidad en algunos contextos no sólo está sobrevalorada, es que simplemente no funciona. ¿Un ejemplo tonto? Chico y chica en su primera cita. “Oh, qué guapa es, voy a estar de acuerdo con ella en todo y así verá que somos compatibles” Ups “Voy a no hacer ningún comentario subido de tono, no sea que toque algún botón que no deba y la pierda”. Ohhhhh… Mientras tanto, en la cabeza de ella: “¿Por qué me pide perdón si no ha hecho nada?” Pfff… “¿Todo le parece bien?” Pfffffff….. “¿Lo que yo quiera?” Pffffffffffffff….. …y le hubiera gustado sentir, pero no siente nada. Iba a la cita para sentir algo, pero se la han arruinado. Está tan cómoda, que él es su nueva mejor amiga. Ojo, yo no digo que eso esté mal. Digo que ese chico no quería eso, y eso es lo que ha logrado. Digo que a esa pobre chica le han quitado la posibilidad de sentir deseo por no molestarla, y que si es lista se acabará yendo a otro sitio dónde le hagan sentir algo. Hay una clase en el Instituto de diseño de Stanford que está llena de cubos de espuma para que la gente se siente. Pero estos cubos tienen algo especial: Son cómodos un rato, pero al cabo de un rato molestan. ¿Mal diseño? No, no. Es que están diseñados para molestar a medida. Están diseñados para que los alumnos no se puedan quedar sentados mucho rato, se muevan y hablen entre ellos. Son lo suficientemente cómodas para dar un descanso, pero no más descanso del necesario, que la gente se apalanca. Si una web está preparada para no molestar, también debe de estar preparada la hucha del dueño de esa web. Porque de tan, tan cómodos que estarán sus visitantes, pues va a ser difícil que vean por qué necesitarían lo que ofrecen. Va a ser difícil que sientan algo por la web, como esa chica por ese chico, o que se muevan y hagan algo ahí, como los estudiantes de Stanford. ¿Cuántos se apalancarán por eso? Mucho más, aquí |
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