Ayer por la tarde estuve charlando un rato con Isabel y su equipo.
Isabel es suscriptora de esta lista y dirige las acciones de marketing de una de las marcas más fuertes de zapatos y bolsos del país.
País.
Hablamos de varias cosas.
Te cuento una que nos ocupó un segundo pero que me parece importante comentar.
Tiene que ver con la inspiración.
La del tipo no rentable.
Al caso:
Hace tiempo me dí de baja de varias newsletters de zapatos.
¿Por qué?
Pues porque eran publicidad.
Y a mí, como a casi todos, no me gusta la publicidad.
(Esto parece muy tonto, pero grabarte esto muy dentro da para grandes cosas)
Antes de salir me guardé algún caso de horror.
De horror inspirado.
Vale, pues abrí esta newsletter.
(La marca no importa, aquí estamos para aprender)
1. Vi el logo.
2. Luego una foto pixelada abajo con el botón de “ver la colección”…
3. y luego esto:
(comentarios en paréntesis)
“Planas, con tacón, estilo bio o tipo zueco.
(Clásica estrategia de la metralleta)
“Sabes que este verano te van a hacer falta unas sandalias de piel…
(“Oh, me has descubierto”–nadie, ni una sola clienta)
…que te acompañen a todos los planazos que te surjan…”
(Metralleta ciega)
…ahora además a un precio especial.”
(¿por?¿cuál?)
“¿A qué estás esperando? + cara guiñando un ojo”
(…)
Quien escribe así a una lista de miles de personas es porque no se puede imaginar el dinero que hay ahí dentro.
Si no, no se atrevería.
Y que esto pase es normal:
El copywriting no es sencillo, eso está claro.
Pero necesitamos ver estas cosas de un golpe de vista y decir:
“Así no”
Porque no se trata de sentarse y escribir “lo que nos inspire”.
Se trata de hacer que un producto tenga sentido en la vida de la gente.
Y eso no se consigue empezando por la inspiración.
Porque entonces no es inspiración.
Es iNSPiRaCióN.
Se consigue empezando por la información,
la comprensión,
la motivación,
la situación,