El otro día me escribió una chica con la que trabajé bastante este verano. Tenía una agencia de marketing y estaba rediseñando su imagen, logo, narrativa, mensaje… Todo. Y tuvo un conversación con el diseñador que si cada vez que yo la tengo me dieran 100€ cerraba el negocio y me dedicaba a la tertulia. Esta chica hizo algo inteligente y si hay algo importante en esto que te cuento es esto: El diseño se adapta al mensaje. El mensaje al diseño no. Te puedo comprar que al menos convivan juntos. Pero hacer algo bonito y dejar los huecos para rellenarlos con textos… pues es no saber a lo que uno está jugando y tener ganas de irse al club de los negocios que duran 2 años. Cuando las páginas estaban hechas para montarse, el diseñador le dijo: “Oye, esto queda largo” Entoces esta chica me dijo: “Pablo, que esto queda largo”. Y yo le dije: “¿Largo para quién?” Porque claro, seguro que los matices que están haciéndole la vida difícil al cliente (de mi cliente) al diseñador le dan igual. Le deben de parecer tremendamente aburridos. A mí también. A mí las novelas que lee mi abuela me parecen larguísimas y tienen 100 páginas. Ahora, me jode mucho que cada novela de Kundera, Marai, Hesse… no tenga por lo menos 1000 páginas. Por lo menos. Claro, es que tú imagínate lo siguiente: Yo estoy trabajando de decorador, y en una reunión de coordinación le digo al ingeniero que los pilares son demasiado grandes. Que no los ponga de 20×40. Que 20×20 está bien. ¿Te imaginas la cara del ingeniero? Si me pregunta si mis padres son primos no me sorprendería nada. Dicen que no hay sonido más dulce que el de nuestro nombre. Ok. Tampoco hay nada que se nos haga más corto que alguien que nos habla de nosotros mismos. Tú puedes saber esto y tomarte el tiempo que haga falta para conectar con quien te compra (pero ojo, hacerlo bien) …o recortar texto no sea que se aburra el que no te iba a comprar de todas maneras. Para centrarnos en lo que funciona y dejar los “es que yo creo..” y los “es que a mí me parece..” es abajo: Hay algo más aquí |
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