Ayer me escribió Sara, una cliente.
Trabajamos juntos a principio de año.
No puedo darte pistas por un tema de confidencialidad, pero ella y su equipo son líderes absolutos de su nicho.
Absolutos.
Ellos inventaron su trabajo, para que me entiendas.
Ya le dije lo que pensaba ayer.
Pero cuando veo que no se emplean los recursos en lo que de verdad da dinero (a corto y largo plazo) algo me quema por dentro.
No lo puedo evitar.
Y por eso te comento esto hoy.
Sara me escribió muchas cosas, pero hablemos de una.
Me dijo:
“Te resumo un poco lo que nos interesa comunicar a nuestro público:
– Definir nuestra identidad, o sea que cambiamos de nombre (de *Juan* Academy a *XYZ* by *Juan*) pero que seguimos siendo nosotros.
– Asunto 2.
– Asunto 3.
– Asunto 4”
Hay cosas que creemos que son muy importantes y en realidad no lo son.
¿Por qué?
Porque nos importan a nosotros, no a los demás.
Me explico:
Si tú cambias de nombre pero vas a hacer lo mismo que antes, no necesitas una gran explicación porque no eres nike.
1. Avisas de que tienes nueva web y aprovechas para captar suscriptores.
2. Cambias el logo en Instagram.
3. Si tienes audiencia, lo comentas en una publicación corta.
Ya está.
Ese es todo el despliegue que se necesita.
¿Por qué?
Porque si no lo utilizas como gancho con una estrategia más profunda… no sirve para vender.
No toca ni las ganas,
Ni los deseos,
Ni la vida,
Ni la curiosidad de nadie.
Sirve para gustarnos a nosotros, y nosotros no nos compramos.
En nuestro mundo no hay dinero para nosotros.
No lo hay.
Ese tema parece muy importante porque lo gritan tantas veces que coño, al final nos lo acabamos creyendo.
Pero es que la gente que grita eso es la que se toca mientras estudia a marcas tan grandes que venden “amistad”, como Coca Cola.
Ponte tú a vender amistad y luego me cuentas qué tal.