El viernes por la tarde un amigo me comentaba que alucinó viendo a Boris en el programa “La Resistencia”. que menudo rato había pasado con él, que yo tenía que verlo, que tenía que conocer Cantora, que tenía que verle salir del armario. No vengo aquí a descubrir ni que Boris es un crack ni que nos escuchan por el micro del móvil, eso lo sabemos todos. Sólo digo que ayer me salió en sugerencias y decidí ponerlo un rato. ¿Un rato? Con Boris un rato no existe, Boris te absorbe. Y podemos aprender mucho de él si vendemos. Boris no entró a plató, saludó y se sentó a que le entrevistaran. Boris ya sabe de qué va esto. Se levanta, se mueve, propone, imagina… se entrevista él sólo. Cuando tú vas a relajarte, ¡BAM! en ese momento decide que como nunca había salido del armario, pues iba a empezar la entrevista ahí para después hacer su “gran salida”. Y tú, expectante, aunque no te importe lo que dice. Imagínate si te importase. Luego llegó Cantora. ¿Qué es Cantora?–preguntaba Broncano. PERO DAVID, ¿NO SABES QUÉ ES CANTORA? (suspiro dramático, se acababa el mundo para Boris) Y todos expectantes, porque Boris sabía algo importante que el resto no. Más escenografía, más tensión, más de ese juego dónde no sabes si se levanta, si entona, si grita… eso sí es una Masterclass. Esa capacidad brutal de hacer sentir importante a la persona que tiene delante, al mismo tiempo que el resto del público siente que lo que les tiene que contar Boris es un DRAMA nacional que necesita solución, de la magnitud de: La herencia de la casa de Paquirri, “Cantora”. …y tú ahí, aunque te dé igual uno y otra. Imagínate si te importase. ¡BAM! “Quiero hacerle una confesión a Pantoja para apoyarla, nadie se imagina por lo que está pasando.” Cambia la energía, entra un primer plano, hay nervios. “Isabel, soy Boris Izaguirre, escritor, y quería decirte…” Tú estás ahí, en un momento íntimo con Boris y Pantoja. Es especial, lo sientes. …y a tí no te importa la Pantoja. Imagínate si te importase. Boris sabe que todo es aquí y ahora, y que lo único que importa es la atención y la emoción del momento. Tiene la ilusión de un niño que no cuenta con que haya mañana, que no va a esperar dos horas (una eternidad) para contarte lo que te tiene que contar, que es vital. Es tan absorbente, tan importante lo que le comunica a su cliente, que lo asalta, lo invade, lo penetra, Está dentro de su cabeza. Cuando los 20 minutos de entrevista acaban, te preguntas: ¿cómo? No sabes cuánto tiempo has estado en su tormenta …y no te importaba lo que decía. Imagínate si te importase. Bien. Muchos verán banalidad dónde no la hay. No porque Boris no sea culto, eso no se discute, sino por los temas que trata. Pero aunque el tema es secundario, la emoción y cómo se transmite sí es principal. Si quieres utilizar todas estas armas para que la persona a la que puedas ayudar entre en tu tormenta y no sepa ni cuándo sale, pero que salga comprando, y comprando a gusto, es en el link. Porque a tu cliente sí le importa lo que dices, así que imagínate si se lo dices bien. Mucho más, aquí |