La locura de querer estar en otro sitio del que nos encontramos ahora, con otra gente, bajo otro cielo y vestidos con otra ropa, esa locura, justo esa, también puede ser importante para atraer, si sabes cómo orientarla, claro. No hay nada más humano que estar aquí pero querer estar allí. Tener una cosa, pero sólo querer la otra. Si estuviéramos allí con esa otra cosa, querríamos estar aquí con esta de ahora. Es casi una maldición. ¿Por qué quieres tanto eso?–le preguntaban a Cuba Gooding Jr. en “Hombres de honor”. Porque todo el mundo me dice que no puedo tenerlo–contestaba él. Cuando vivía en Suiza, le dije a mi prima que en pascuas me iba dos semanas a México. –¿Por qué no vas a Canadá? ¿Has visto las montañas? Son preciosas. – Pero si vivo en Suiza…–le dije yo, sin entender nada al principio. Luego me di cuenta de que yo estaba hasta la coronilla de las montañas, pero mi prima (que vivía en Alicante) también lo estaba de la playa y del calor. Ella me ofrecía un contraste, pero para mí no lo era, era para ella. Para mí el contraste era comer bien y con el bañador mojado, ir en chanclas, oler a crema solar y sudar. Sudar mucho. Era todo lo que quería, porque era todo lo que no tenía. Si has entendido esto en profundidad y sabes cómo orientarlo, puede que tengas bastante que ganar. ¿Tu nicho son todo montañas? A lo mejor tú quieres ser otra cosa. Porque entre montaña y montaña y montaña… la gente no sabe qué elegir, pero si hay 99 montañas y una playa, mmmm… hostia, pues igual lo que iba a ser 99% contra un 1%, se hace 50%-50%. O mejor, la única opción diferente. Igual. Pero igual no, y yo me lo estoy inventando todo. Mucho más, aquí. |
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