Cómo ser bueno y aprovecharlo para hacer el ridículo

Te cuento rápido que hoy no tengo mucho tiempo. 

MEEEEC.

Tiempo tenemos siempre el mismo, sólo que me hace más falta para otras cosas.

No me lío:

Hoy es lunes y este finde no me he cambiado el filtro, así que te cuento algo sobre hacer el ridículo con las “comunicaciones comerciales”

Podría ser suave, pero elijo no serlo.





Vale.

Puede que pensar en “comunicaciones comerciales” te genere de repente un deseo ardiente de buscar una forma de abandonar esta vida sin dolor.

(Me ha pasado)

…o puede que te guste ver cómo determinadas marcas aprovechan que patrocinan determinados eventos para determinadas enfermedades para decirte que ellos pagan y que tú digas:

¡Ohhhhh… cosita!

No me entiendas mal, que por supuesto que estas cosas hay que hacerlas.

Pero tú puedes hacer una buena acción y comunicarla de forma que te ayude. 

O puedes hacer una buena acción y comunicarla de forma que a la gente le des vergüenza ajena.

Ya está.





Entonces claro, si te sueltas un:

“Desde (marca), nos encanta apoyar a (la asociación) en su lucha contra tal y Pascual blablabla”

Pues es que hay varias cosas que ve hasta mi abuela:

1. “El burrico delante, pa’ que no se espante” 

2. ¿Qué piensas de alguien que dona a Unicef y lo va repitiendo como si fuera él quien inventó la bondad?

3. ¿A quién le importa?



Me ha recordado a una chica a la que mirando los emails fríos que mandaba con su empresa hace tiempo.

Le dije:

– A ti, ¿cuando te llegan emails así las abres?

– Lo borro directamente.

– …

– (Sus manos a la cara)





Vale.

Nadie debería culparnos por hacer cosas benéficas que también beneficien a tu negocio, sólo faltaba eso.

Pero si las hacemos, al menos que vayan a favor de tu imagen y no en contra.

Para esas cosas y varias más imporantes:

hay algo más aquí