Sin muchos rodeos: La razón por la que yo veo a alguien que se define a sí mismo como muy “consciente” o muy “espiritual” y salgo corriendo de allí es la misma por la que gente con los dos pies en la tierra se podría ir de una web a los pocos segundos. No me entiendas mal. Por supuesto que hay mucho que aprender de la espiritualidad y de las diferentes maneras de entender la realidad. Yo lo hice, lo hago, y lo defiendo. Pero vas a ver que el problema no es que algo nos de una visión más amplia de la realidad. (Eso es la hostia) El problema es cuando se nos cae la personalidad de la maleta mientras vamos subidos al carro y nos la dejamos por el camino. Y si esto nos afecta en la vida, nos afecta en las ventas. Mira, no me preguntes por qué, pero en casi todas las situaciones en las que entro en contacto con alguien que defiende una ideología (es decir, algo que suele acabar en -ismo) Me pongo automáticamente en modo ahorro de batería. No lo puedo evitar. Escuchado uno, escuchados todos. ¿Ves por dónde voy? Como no quiero herir la sensibilidad de nadie, pongo el ejemplo de los espirituales new-age, que como al menos cuando se cabrean le echan la culpa al “ego”… pues así no me la echan a mí. Simplifico. Sin ideología de por medio, si a tu amiga Anita le toca el coñ* algo que tu haces, puede que te diga: “Eh, que esto me toca el coñ*” Pero si lo haces delante de Laurita, que se ha leído 5 libros de espiritualidad y se ha desayuna a Buda, pues entonces se agarrará a algo que no es ella para explicarlo. Se agarrará a un razonamiento de otro. ¿Mejor? ¿Peor? Da igual, eso no importa. Lo que importa es que es de otro. La visión de Anita sobre el mundo no la conocemos y el misterio sigue allí. La visión de Laurita la vemos venir. Porque escuchar a alguien que se siente identificado con una ideología, es como tener delante un radiocasette al que alguien le ha dado al play. Es la misma canción siempre. Laurita es alguien, claro que sí, pero se percibe como si no lo fuera. La vemos como una fotocopia. Vale. Cuando utilizamos la misma forma y el mismo fondo que el resto para vender lo que vendemos, da igual que en el fondo seamos diferentes. Se nos percibe como una copia. Y una copia predecible. Ahora. Si nos dejamos de tantas recetas y de que los demás piensen por nosotros y nos ponemos a decir lo que tenemos que decir.. Y si lo decimos de la manera en la que sólo nosotros podemos decirlo.. Puede que se nos perciba como algo único. Hay algo más aquí PD: Y ojo, que si Picasso decía que para llegar a ser Picasso tuvo que ser Velázquez, Matisse y toda la tropa, pues quizá sea una parte del camino, así que si lo quieres hacer dentro de unos años cuando lo tengas claro pues nada. |
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