Cómo filtrar mentiras del todo a 100 y llegar a algo real.



Le contaba el legendario vendedor por correo Gary Halbert algo muy sencillo a su hijo en una carta.

Y como es algo sencillo, muy, muy sencillo, pues ya sabes lo que pasa con esas cosas.

Que se nos olvidan.

Están tan, tan delante que no las vemos, y es importante verlas si quieres saber dónde pone la gente el dinero.




Gary le decía a su hijo algo así:

“Bond, le preguntaron a nuestros paisanos en una encuesta si preferían ir al teatro o al cine, y 4 de cada 5 dijeron al teatro”

Su hijo, al leer esto, se preguntaría:

“¿Qué hago? ¿Vendo entradas para el teatro y me forro con el descubrimiento de esa pasión humana?”



Pero Gary le dijo que mejor que no.

Que si quería un futuro, que mejor que dejara en paz las entradas del teatro.

Que mejor que hiciera lo que hizo él:

Ir a los números y descubrir que por cada ticket de teatro se vendían 20 o 30 (no me acuerdo de cuántos eran) para ir al cine.


–¿Nos mienten, papá?

–Nos mienten, hijo.

–¿Por qué, papá?

–Porque son personas, y las personas quieren parecer más sofisticadas de lo que son cuando tienen a otra persona delante.




Y ahí probablemente le explicó que hay 4 cosas que no son lo mismo:


– Lo que queremos.

– Lo que pensamos que queremos.

– Lo que decimos que queremos.

– Por lo que pagamos en realidad.





¿Cuál es la real?

No lo sé, quizá todas, lo dejo a tu elección.

Pero en mi opinión (que sé que no me has pedido) es muy interesante conocer todas las capas para poder atacar la última.




Los ojos nos pueden engañar con lo que la gente nos enseña, y los oídos con lo que la gente nos cuenta.

Pero aunque puede que a muchos no nos parezca lo más romántico, el dinero no engaña.

No mide el valor de las cosas, por supuesto que no.

Pero sí mide lo que valen para nosotros.




Se pueden enfrentar deseos, esto puede ser complejo.

O se puede simplificar, como le contaba Halbert a su hijo en esa carta, cuando le decía que se dejara de fantasías y mirara los datos:

“Hijo, si tiene plumas, pico, anda como un pato y hace ¡cuac! ¿Adivinas qué es? ¡Un pato!”

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