Cómo aportar mucho más valor a otro sector.



La respuesta corta es: no formes parte de ese sector.

Pero la respuesta un poco más larga es otra.




Contaba el Nobel de economía Daniel Kahneman cómo durante más de 250 años nadie trató de desmontar una teoría que todos aceptaban por cierta. 

La teoría en sí da igual, lo que no da igual es que ni se plantearon revisar los casos en los que no funcionaba.

La convirtieron en su padrenuestro.

Él llamaba a este fenómeno “la ceguera inducida por la teoría”.

Cuanto más crees en algo, cuanto más lo utilizas, cuanto más lo practicas… más cuesta dar un paso atrás y ver cómo se mejora.




Cuando tú no tienes ni idea de un sector, pero sí conoces los principios que hacen que hagamos lo que hacemos,

Los principios. 

Una bola de cristal no. 

Los principios, lo que funciona sistemáticamente

entonces hay una cosa que sí puedes aportar:

(una vez que has hecho los deberes y has visto cómo funciona, claro, y eso son horas de leer y horas de escuchar)


¿Qué?


Los ojos frescos. 

La riqueza de lo que NO huele a cerrado. 

Una visión del sector sin tanto conocimiento, es cierto, pero también sin las taras propias de ese sector,

sin la ceguera inducida por la teoría.




Si fuera mejicano y no hubiera salido de Méjico, no sabría que la mayoría de mi país siente pasión obsesiva por la comida,

porque sería todo mi mundo.


Si fuera suizo y no hubiera salido de Suiza, no sabría que la mayoría de mi país siente pasión obsesiva por el dinero y el tiempo,

porque sería todo mi mundo.


(y aunque esta nos parezca obvia)


Si fuera español y no hubiera salido de España, no sabría que la mayoría de mi país siente pasión obsesiva por comunicarse con bromas,

porque sería todo mi mundo.




Todas esas cosas las ves porque vienes de otro sitio, y no las aceptas como la única realidad.

No son tu padrenuestro.




“Nuestra propia imagen es nuestro mayor misterio”–decía el maestro checo de seres humanos.

Puede que en mercados saturados y cerrados, la riqueza esté en que alguien venga y abra las ventanas para que corra el aire. 

Que nos mire desde fuera y nos dé otro par de ojos que nos ayuden a ver las cosas que no podemos ver porque llevan mucho tiempo siendo nuestro mundo. 

Y ese mundo no siempre es el que mira nuestro cliente,

…pero quizá podamos hacer que venga a verlo.

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