Da igual si te gusta Harry Potter o no, da igual si eres más del Señor de los Anillos, incluso si lo tuyo son 50 sombras de Grey o Star wars, para lo que te cuento, da igual. La capacidad de poner a la gente -de edades, gustos y culturas diferentes- a leer durante 3 o 4 días, dibujando constantemente imágenes en sus cabezas y haciéndoles olvidarse del mundo para que lo único que quieran sea más páginas, ese Olimpo en la tierra, hoy sólo tiene una silla y en ella se sienta J. K. Rowling, y esto no te puede dar igual si aspiras a vender en internet. Genio de genios, colocó su saga en lo más vendido después de: – La Biblia, que como se ha usado de instrumento pues no sé si es competencia desleal. – El libro rojo de Mao, que no cuenta porque los camaradas te obligaban a leerlo y la proporción de chinos es bestial. – El Quijote, que sí cuenta porque es una novela y quien se la leyó -salvo en el instituto- fue porque quiso. De entre todos los elementos que presenta, que son muchísimos, hay uno que puede ayudarte mucho a vender, si no te lo quitas de la cabeza. Si lo olvidas, no. Pero si se queda contigo, sí. En algún momento de alguno de los primeros libros, Harry Potter entra en una sala y se mira en un espejo muy grande. Este espejo lo refleja a él, claro, si no no sería un espejo, pero lo refleja con sus padres a su lado, también a ellos, y es raro, porque Harry es huérfano. Cuando Harry ve esto, corre emocionado a avisar a su amigo pelirrojo de que ha encontrado a sus padres. “Mira en el espejo”–le dice. “Están ahí, Ron” Pero Ron está hipnotizado. Ron se ve a él mismo, pero siendo capitán del equipo de Quidditch y con la copa en la mano. De los padres de Harry ni rastro. ¿Cómo funciona ese espejo entonces? No lo saben. Cuando Harry se hace adicto a mirar en el espejo, el director del colegio lo pilla in fraganti. “Veo que has descubierto el espejo de Oesed, Harry” y le da una pista de cómo funciona: –La persona más feliz en el mundo se miraría en el espejo y se vería sólo a sí mismo, tal y como es. –¿Nos muestra lo que deseamos? – Nos muestra ni más ni menos que los más profundos y desesperados deseos de nuestro corazón. …pero resulta que ese espejo es peligroso, porque no te da conocimiento ni verdad, y «muchos se han consumido mirándolo», sin poder hacer nada. Tu página de ventas o de servicios puede aportar conocimiento, puede aportar verdad, de hecho debe. Pero hay una cosa más importante que puede hacer que no hace ese espejo mágico: permitir que esos deseos se resuelvan, apretando un botón o marcando un número de teléfono. Permitir pasar al otro lado, al otro lado del reflejo, al lado mejor. Si esa página o esa carta, que es la que hará crecer tu negocio no funciona como ese espejo, si no refleja los deseos de esa persona que se pone delante de ella y no le muestra su transformación, haz otra. Porque si tus clientes no ven nada cuando miran en ella, va a costarte más. Lo trabajamos justo ahí debajo. Mucho más, aquí PD: Probablemente tu cliente no sea “la persona más feliz en el mundo”, así que quizá mejor ponerle ese espejo delante y ganar los dos. |
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