Carta abierta a la gente muy-agradable.



Internet es un lugar apasionante donde quien sabe leer los subtítulos puede ver los complejos de todo el mundo.

Los tuyos, los míos,

los de la gente que le hace fotos a unas gambas o incluso de los que escuchan música de Romeo Santos.

Todos.

Es una vitrina.




Entonces, cuando la gente aterrizada que vende algo entiende que para muchos ahí fuera su trabajo puede ser interesante, suele haber un conflicto:


No se sienten identificados con la fauna de internet.


No les gusta la manera que tiene la gente de hablar allí.

Unos les parecen muy “marketeros”, pero esos no son los peores.

(Al final, nos estresan bastante pronto y nuestra historia con ellos dura poco)

Los peores son otros:

Los peores son los “muy-agradables”.




Hablemos un segundo de ellos.




Hoy estamos rodeados de gente muy-agradable que hace tanto tiempo que no dicen lo que piensan que ya se les ha olvidado.

Hace tanto tiempo que están protegiendo los sentimientos de los demás, que ya no saben ni cómo son.

Hace tanto tiempo que se relacionan con el mundo a través de un personaje que se crearon para no molestar, que no recuerdan qué había ahí antes.


¿Y qué pasa?


Que cuando una gran masa de gente elige sentirse protegidos y evitar el conflicto por encima de ser auténticos, nos deja un entorno rodeado de falsos.

Falsos no porque mientan activamente (que puede ser) sino porque llevan un tufillo a cuestas que al de enfrente le huele a algo raro.

Pero que no cunda el pánico:

El de enfrente seguramente hace lo mismo y aquello parece un carnaval veneciano.




(Y ojo que no digo que para ser auténtico haya que ser el típico idiota de “yo es que digo lo que pienso”, eso no. Digo que hay un punto medio en la línea entre eso y ser un falso muy-agradable)




El caso es que cuando a algún “impertinente” le va bien en cualquier ámbito de la vida porque conecta con los demás, ofende a la gente muy-agradable.

Pero lo que pasa es que esta gente (como la mayoría de negocios en internet) no entiende algo:


A una persona funcional lo que la hace sentir segura es alguien serio que le hable de forma franca, y no alguien que trate de hacerles sentir bien pase lo que pase o impresionarles con su virtud.


El primero no les manipula.

El otro sí.




Ahora, te digo:

La mayoría de negocios en internet tratan de ser muy-agradables y (a no ser que tengan una audiencia muy grande) su web no servirá para mucho más que una tarjeta de visita.

Luego, unos pocos hablan de verdad.

Y resulta que tienen menos competencia de la que parecía, porque como el resto están muy ocupados siendo muy-agradables, a ellos les dejan muchas oportunidades.

Hay algo más aquí