El maestro checo de seres humanos Milan Kundera contaba algo sobre una camarera a la que quería todo el mundo. En la actitud de esa camarera se esconde el principio que hace que tengas las herramientas para enfrentar tu mensaje de ventas con éxito, eso, o que las palabras pasen a través de ti y vayan a morir a otro sitio. Contaba Mr. Kundera que a Tamina, la camarera, todo el mundo la buscaba. Todo el mundo quería hablar con ella. Todo el mundo la encontraba agradable. ¿Por qué? Fácil. No deseaba hablar de sí misma. “Ya saben ustedes lo que ocurre cuando dos personas están charlando. Uno habla y el otro le interrumpe. ‘Eso es lo mismo que me pasa a mí, yo…’ y comienza a hablar de sí mismo hasta que el otro no logre de nuevo decir: ‘Eso es lo mismo que me pasa a mí, yo…’” Tamina estaba liberada de la necesidad de conquistar las orejas de los demás, por eso caía bien a todos y lo sabía todo de ellos. No necesitaba colmar sus ansias de atención, dejaba que las colmaran sus clientes. No necesitaba contarles nada, dejaba que se desahogaran ellos. Más información, Más amistades, Más clientes satisfechos, Más. Parecer muy listo quizá parezca la clave, pero quizá el mercado recompense a la gente que se calla, toma muchas notas, y ve a través de la gente que lucha por conquistar la oreja ajena. Como dice Tim Denning: “Las personas silenciosas cambian el mundo porque escuchan cosas que los demás no.” Puede que exista solo un momento en el que un conquistador de orejas se calla de golpe y escucha lo que tienes que decirle, y es cuando se escucha a través de ti, y eso le deja mudo. Mucho más, aquí PD: O puede que esto no suceda, y quiera seguir conquistando orejas. |
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