Bajar la energía para que te lean fácil.



Hay una razón por la que muchos bajamos el volumen de la radio cuando entramos a una gasolinera.

No, no es porque se suponga que tenemos que hacerlo.

Eso también, pero no es eso.

Es casi la misma razón por la que muchos nos quitamos el cinturón cuando vamos a aparcar, incluso si no vamos a movernos mucho.

En todo caso, es casi seguro que podemos girar el volante y mirar a los espejos igual con el cinturón puesto que sin él,

Seguimos ahí, igual.

Y también es casi seguro que el volumen de la radio del coche no espanta la gasolina ni le sube el precio.

Sigue ahí, igual.




Cuando tenemos que hacer algo que nos pide un esfuerzo adicional, tenemos tendencia a quitarnos otros esfuerzos de en medio.

Con la radio no siento la mente despejada.

Con el cinturón no siento el cuerpo despejado.




Que la mente es muy vaga lo sabe mi primo que hizo la comunión hace 2 años.

Lo que no sabe mi primo es que si haces que se esfuerce, ella va a esforzarse en buscar el punto más frágil de lo que le cuentas para no seguir leyendo a partir de ahí.

Va a buscar el rival más débil.

No hay que enfadarse ni desenfadarse,

Le saltan los plomos.

Es lo que hay.




También existen otros mecanismos más finos para que en vez de hacer que salten los plomos de la cabeza de tu cliente,

en vez de eso,

pues te siga leyendo como si llevara dos tapones en los oídos aunque 700 personas le bailen la Macarena al lado.

¿Cuáles?

Mucho más, aquí

PD: Si te interesa seguir trabajando con la tranquilidad de que tu empresa está lista para poder gustar y no camuflada tras bloques de texto que no meterás en la cabeza de tu cliente ni con calzador, es ahí arriba.

PD2: Que sigan leyendo los que te compran, los que no mejor que no hagan click ni en el anuncio y se pongan a bailar la Macarena.