El copywriter James Young escribió algo hace mucho, mucho tiempo acerca de un desodorante femenino. Podríamos pensar que bueno, ese anuncio ya debe de ser un fósil, uno de estos anuncios simpáticos que hablan de vidas que ya no vivimos. Podemos pensarlo, pero podemos equivocarnos también. Young se levantó un día de la cama con llamadas de su editor: –¡¡Retira el anuncio!! –¿Por? – ¡¡Tenemos 200 cancelaciones de suscripción!! – Ah. Cuando la cosa empezó a ponerse fea, Young se sorprendió porque él no había faltado al respeto a nadie. El caso es que algunas suscriptoras, cuando se enteraron de que él era el autor, le escribieron para decirle que no pensaban dirigirle la palabra más, que ya no le hablaban más en la vida. Eso decían las cartas educadas. Las que no lo eran tanto, le dijeron que era un asqueroso y un insulto a las mujeres. Pero claro, luego vio que las ventas para ese mismo público, justo ese mismo, habían mejorado un 112% ese año, y como dice la canción: “Perdí mi amor, perdí mis amigos, mírame qué mono, llorando en la limo.” No a ver, esto último es una tontería porque verás que Young no era un prepotente ni escribió nada del otro mundo. Arriba del titular, puso: No hay una chica que no pueda tener la irresistible y atractiva belleza de la perfecta delicadeza. (“Así en plan general, para que se despierte un poco mi público”) Su titular: Dentro de la curva del brazo de una mujer. (“He dicho sobaco pero no lo he dicho, como en una canción de Sabina”) y abajo: Una discusión sincera sobre un tema que a menudo se evita. (“Mira, que nadie dice que no seáis maravillosas, pero que tenéis poros y a veces hace calor. No pasa nada, son cosas humanas, nosotros también los tenemos.”) … y luego simplemente les comentó que igual querían un desodorante para asegurarse de que tenían la transpiración bajo control. Que no era tan descabellado pensar que aquello pudiera pasar, y quizá ellas no querían que pasara. ¿La moraleja? Hay muchas, pero una de ellas en el mail del viernes pasado. ¿Lo mejor? Se lo copiaron hace 40 años cambiándole 4 cosas y funcionó igual. Yo tengo un servicio. Le escribimos a quien quiere solucionar un problema que tiene, aunque no sepa que lo tiene. Pero si lo niegan no podemos hacer nada, ni tú, ni yo, ni nadie. A negacionistas no les escribimos, le escribimos a gente que quiere la vacuna, si es que la tienes. La vacuna la pones tú, El por qué vacunarse ya, (de momento) lo pongo yo. Mucho más, aquí |
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.