Venga, un poquito de radio-patio que ya toca: Hay una cosa que está haciendo hasta la gente que vende muy bien y que automáticamente les quita el hechizo. Se cortan las alas. Es decir: Que aunque sepas que son muy buenos, ves eso y te dices: “Salieron de Guatemala y…” Te cuento para que no sientas la tentación o sí. 30 segundos de contexto histórico: 1. La gente se dió cuenta de que la prueba social se podía trasladar a la venta en internet y llegaron los testimonios, reseñas, logos… 2. Luego “los vendidos” se van dando cuenta de que algunos testimonios o son totalmente falsos o no parecen muy emocionantes (véase: “no dudaré en recomendarlo”) y ya no funcionan mucho. Uy uy uy 3. Muchos deciden quitarlos o al menos dejar los que tengan sentido. La humanidad avanza. Hasta ahí bien. Ahora, el nuevo símbolo de estatus no es tener testimonios. No, no. Es tener haters, odiadores, gente a la que le caes puto mal. La gente que sabe dice que esto es muy buena señal. Que tienes odiadores porque tienes amadores. Y que meterte con ellos es mostrar fortaleza y que te la debe sudar lo más grande lo que digan 2 o 3 que no te entienden. Avanzamos más. Todo mejor. Pero ¡uy! Como a muchos les han dicho que tener haters es bueno, pero no tienen haters porque lo que ellos dicen (como diría un argentino) al resto del mundo les chupa un huevo… Se los inventan. Ya no se inventan testimonios buenos, como antes. Ahora se inventan testimonios malos. Tú los ves escritos en sus emails y te dices: “Eso no lo ha dicho nadie en la historia de la humanidad” Pero así ellos pueden decirte: “Mira cuánto pelo tengo en el pecho.” Guau, eres un chico muy malo. Nada en contra de hacer estas cosas cuando son reales y uno controla lo que siente. Pero cuando son inventadas y aún encima se ve el resentimiento (y para postre es contra un amigo imaginario) queda rarito. El buen email marketing puede ser más fácil. Más natural. Hay algo más aquí |
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