9 de cada 10 catequistas desaconsejan este mail



España es un país curioso,

muy, muy curioso.

No sé lo que tiene, pero es ese país en el que entras en un bar o en una cafetería y puedes sentir la confianza de gente que no conoces de nada,

pero en el momento tocamos lo profesional, no nos fiamos ni de nuestro padre.

“Este me engaña”




Son las contradicciones de ser español.

El mismo tío al que en la Universidad no le daba vergüenza subirse a una barra borracho a bailar medio desnudo, si tenía que hacer una presentación importante en inglés para aprobar algo, que alguien le diera un valium.

Pasaba el mal rato de su vida.

Luego los alemanes, que hacen lo contrario, nos miran con cara rara.

(puede o puedo que no haya sentido esa mirada)




Recuerdo que hace tiempo le pregunté al dueño de un negocio más o menos qué porcentaje de clientes le llegaban por la red,

Ojo, para ver cuál había sido su experiencia y ayudarle,

Ayudarle a él, cuidado.

“Antes de facilitarte esa información…”

Ey, respira.

Inspira,

Respira.

Centra tu atención en el tercer ojo…

¿Qué voy a hacer yo con tu “pues así a ojo no sé, 1 de cada 3”?

¿Filtrarlo?

Y luego seguro que si me encontrara a esa misma persona en algún bar cuando nos dejaban pasar de medianoche, ese mismo tío, sin saber ni mi nombre, me hubiera contado los kilos que perdió tras su divorcio, lo que le pasaba a su ex, que había estado en terapia…

ya me entiendes.





Es cultural, es católico.

¿Crees que la Biblia no afecta tus ventas?

¿Crees que la iglesia, más allá de la financiación del estado no pinta nada en tu negocio?

No estés tan seguro.

Siempre que veo un ejemplo de los millones que hay de esto, me acuerdo de lo que comentaba Antonio Escohotado sobre dos pasajes muy importantes que hoy arrastramos.


Dos.

Uno, cuando Jesús expulsó a los mercaderes del Templo de Jerusalén, y los señaló.

-¿Eres vendedor?
– Sí…
– Eres malo.


-¿Vendes por dinero?
– Sí, bueno, ayudo pero no soy una ONG
– Pecado.


El otro, la glorificación de la pobreza, sin más valor que el simple hecho de ser pobre, con el famoso:

“Los últimos serán los primeros”

Pues vale, ahora ya sabemos que contra menos tengas mejor,

más puro.

Luego resulta que los que más generan dinero son los que más problemas les resuelven a los demás, sino no les pagarían porque nadie les apunta con una pistola, pero bueno.

(Ojo, que porque no diga negro no he dicho blanco. Lo de ser un santo va a título individual, no si estás a un lado o al otro de la orilla)




Este panorama es difícil si solucionas problemas a la gente, pero hay buenas noticias:

Como seres humanos, tenemos más similitudes que diferencias, aunque haya matices,

y comprar nos gusta, en mayor o menor medida.

Si quieres que un día nos pongamos a limar tu mensaje para que esta fricción desaparezca y te dé igual lo que diga la Biblia porque tu cliente confía en ti y te compra, confiésame todo abajo.

Mucho más, aquí