5 formas profesionales de emocionar con un texto.



Igual ya escuchaste aquello de que el único propósito que deberíamos tener cuando escribimos es poner al cliente a ver una película.

Que nos imaginemos que su cabeza es una sala de cine.

Sus ojos la pantalla.

Y nosotros proyectamos la cinta.




Aunque esto lo hace poca gente y deberían de empezar por ahí..

(Bienvenidos al siglo XXI y esas cositas)

..Pues vas a ver que en realidad el chiste va mucho más lejos que esto.




Científicos de una Universidad americana de cuyo nombre no quiero acordarme, descubrieron algo.

Algo muy bueno para vender.

Y es que cuando las coballas humanas a las que conectaban cables en su cabeza leían una sensación, la tenían un poco.


Por lo visto, la misma parte del cerebro que se activa cuando le das un bocado a un Kit Kat, se activa si te dicen:


“Imagínate que partes una barrita de Kit Kat, y le pegas el primer mordisco”


Por lo visto se te cae la baba.

(Doy fe)




Lo comprobaron para el caso del oído, y funcionó.

Para la vista, y funcionó.

Para el tacto, y lo mismo.

Y para el olor, y ya sabes lo que pasó.




¿Pruebas cortas?

Imagina que estás justo delante de la Torre Eiffel.




Yo no sé si tú lo has hecho o no, pero ellos dicen que casi todos levantan la cabeza.

Porque en su imaginación ven las patas, y quieren ver la torre entera.

Por eso mueven el cuello hacía arriba.




Vale.

La profundidad de aplicar esto puede hacer que tu campaña le dé varias vueltas a otras que tienen la misma profundidad que la fuente de la plaza de mi pueblo. 

(Pero hay que tener un poco de mano izquierda, que si no parece que eres un manipulador en prácticas)

Si quieres que prueben tu producto en sus cabezas y luego lo acaben pidiendo con sus tarjetas, es por abajo.

Hay algo más aquí