No sé si a estas alturas queda alguien que no haya escuchado al menos 3 o 4 veces el cuento del elefante de Jorge Bucay. Tranquilo, no voy a contarlo. Lo condenso y luego te cuento cómo se está cargando los sueños de la gente sin trompa: – Papá, ¿por qué a ese elefante tan fuerte lo atan con una cadena pequeña? – Porque la cadena es muy fuerte, hijo. – No me cuadra, papá. Y cuando pasaron los años, ese niño se dio cuenta de que el elefante no se escapaba porque pensaba que no podía. Porque de pequeño, cuando su fuerza era limitada, lo había intentado todo por escaparse, hasta que en su memoria de elefante se grabó el: “No se puede”. Hoy lo haría fácil, pero en su cabeza no es “hoy”. En su cabeza es “hace muchos años y muchas cañas atrás”. Las reglas no son las de ahora, son las de antes. Fin. ¿Dónde vemos esto? Hace poco estuve tomándome un vino con una amiga ingeniera que trató de explicarme su trabajo. No lo entendí. Me dijo que no pasaba nada, que su familia tampoco. El caso es que la tipa es una fuera de serie y su jefe cambia el nombre de sus empresas, divide y absorbe, pero a ella no la toca. Me dijo que estaba desarrollando en su máster un sistema nuevo para simplificar las relaciones entre equipos de trabajo de no sé qué sector. Que todo lo que veía de consultoría para eso era postureo. Que era un circo más grande que el del elefante de Bucay. Que pasaba X, Luego naturalmente Y, y por eso, siempre se acaba en Z, o sea que o sirve para poco o directamente aún empeora lo que había. (La chica tenía media página de ventas redactada en su cerebro, pero no lo sabía.) – ¿Por qué no ofreces tus servicios?, le dije. – Pero, ¿eso se puede? – ¿Quién te lo impide? – … – Pero, ¿y qué hago? – Pues un par de anuncios y una página de aterrizaje para que te den el mail, y hablas con ellos. – Pero, ¿quién soy yo para eso? – Bueno, ¿y quienes son todos los consultores que hoy no lo están consiguiendo? ¿Quién le para? Nadie. Pensar que hoy no existen las herramientas para hacerlo es para algunos como la cadena del elefante. Antes no se podía, pero hoy sí. Este mundo todavía es (algo) libre y aún deja trabajar a los que aportan valor, aunque cuenten con los dedos. Pero necesitas que alguien entienda por qué paga, claro. Ese es el truco. Mucho más, aquí PD: Y si puedo darte una opinión que no me pides, hay una diferencia entre tener mucha competencia y asumir que el mensaje de esa competencia es decente. Lo primero es real, lo segundo un 1%. Así a ojo. |
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